Algo así como una fábula 2da parte y final

En la parte sur de la selva se comenzó a rumorear que el querido animal volvería a su casa a terminar con su vida activa, para luego disfrutar de la pasiva. Lo cierto es que los planes del, ya no tan esbelto mamífero, sí eran regresar a la parte sur de la región, pero no precisamente a su lugar de origen, sino que al lado. El hábil elefante volvería a trabajar a la ribera del río de plata.

Cuando se hizo oficial la llegada del animal, todo el lugar rompió en gozo, asegurando que los tiempos de gloria volverían con su querido amigo. Al poco tiempo de llegado, el mamífero se encargó de hacer recordar ese principio universal que dice que el tiempo pasa irremediablemente; esto él también lo graficó cuando intentaba, pero ya no podía cumplir su cometido con la misma calidad con la que lo había hecho años antes en el mismo lugar. Lamentablemente para él, la paciencia de los locales se fue acabando, y comenzó a crecer el sentimiento de la desilusión, el cual fue ocupando el espacio donde estaban guardados todos los lindos recuerdos de décadas pasadas, donde el trabajador animal se había convertido en uno de los más productivos de la historia de la manada. El accidente que había sufrido en la vieja selva seguía trayendo réplicas al cuerpo del elefante, lo que no le permitía trabajar con regularidad, más aun, su espectacular forma física se fue deteriorando de tal forma, que ya sus cualidades estaban siendo opacadas por una circular barriga que cada día crecía más.

Cuando se terminó el suculento contrato del mamífero, la palabra renovación ni siquiera se esbozó en la ribera del río de plata. Ante la evidente desvinculación definitiva del elefante de su antigua manada, se hacía muy lógico el próximo paso que tomaría el animal: volver a su origen, a la parte más austral de la selva.

La vuelta del hijo pródigo era esperada con ansias por los locales, los que al igual que Penélope, no habían tomado en cuenta el paso del tiempo, y esperaban al mismo atlético, joven y ágil animal que había partido de sus tierras a conquistar el mundo hacía ya una década. Al igual que en la historia de la mencionada damisela, cuando por fin arribó el esperado mamífero y se presentó como quien era, nadie lo reconoció, y se produjo el mismo diálogo que en la recordada historia:
_Mírame, soy tu amor, regresé. Dijo el primero
_No es quien yo espero. Replicó al unísono toda la fauna que lo había ido a esperar.

La llegada del "ídolo" no fue la óptima, sin embargo el cariño estaba intacto, y todo esto fue tomado como un simple malentendido que pasaría al anecdotario.

Realmente bastante tiempo le tomó convencerse a los locales que el que intentaba cumplir con su labor, haciéndole frente a una hiperdesarrollada barriga, era el mismo elefante que habían dejado partir hace algunos años. Más trabajo le costó a los padres explicarle a sus cachorros que en realidad ese circular elefante sí había sido fantásticamente hábil en sus mejores tiempos.

El amor que juraban los animales hacia la ex-figura, poco a poco se fue olvidando. "Cómo poder querer a quien no conocemos", bromeaba la sátira del lugar, haciendo alusión al deteriorado aspecto del mamífero.

De ahí en más, la vida del animal fue de mal en peor, ya no era claramente el mismo de antes. Los cronistas de la región recordaban ironizando que en ese mismo lugar, un elefante del mismo nombre, con la misma familia, el mismo cerebro, en definitiva con todo igual, pero sin esa abultada barriga, comenzaba a lograr lo que difícilmente otro animal del lugar podría volver a conseguir...

...Así termina la historia de ese portentoso, joven y esbelto elefante, que salió a conquistar el mundo, y que volvió más viejo y guatón, a morir, como cualquier animal que actúa por instinto, al mismo lugar en el que había nacido...

Cualquier coincidencia con la realidad, no es casualidad. Eso sí, los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de aquellos que intentan correr con una circular barriga a cuestas...y con la once a sus espaldas